Los "otros" 10 mandamientos del diseño gráfico online y en páginas web

No quiero subestimarte, joven o experimentado lector. Un breve paseo por google te mostrará cientos de post con las normas básicas a la hora de planificar y ejecutar el diseño de una página web. Si además eres diseñador, programador u hombre orquesta, cuento con que la escuela te habrá dotado con los preceptos básicos en este cada día más complejo y cambiante arte. Con la idea de que este post no repita lo que ya te han dicho mil veces, basándome en mi propia experiencia con los clientes, voy a tratar de añadir a las Tablas de la Ley (estas son las únicas tablas que podrás usar en web, por cierto) algunos pergaminos extra, que te vendrán muy bien como complemento:

1. Conoce al público objetivo y a tu cliente como a ti mismo

Recuerda que estás creando una web que posiblemente esté destinada a vender productos o servicios. Esto implica que tendrás que conocer al «buyer persona» al que tu cliente le va a vender y después tendrás que convencerle en persona de que ésta y no otra es la web que mejor va a cumplir ese objetivo. El equilibrio entre hacer la web más efectiva del mercado y convencer al cliente es extremadamente delicado. Escúchale muy bien; averigua exactamente qué es lo que quiere. Después testea al público objetivo y muestra tu proyecto al cliente de modo que parezca que ha sido idea suya. Así las aprobaciones irán fluidas como la seda.

2. Coordina el contenido con el cliente, consigue su aprobado y pasa al siguiente nivel.

Créeme, una mala planificación en el contenido puede duplicar, triplicar o directamente eternizar hasta el hastío el tiempo total que vas a dedicar al proyecto. Este hecho significa que trabajarás mucho más tiempo por el mismo coste, por lo que la tarifa será proporcionalmente más barata.

Genera un documento único on-line para trabajar el contenido con el cliente (hay muchas herramientas: Google Drive y Microsoft One-Drive son las más comunes). Distribuye el contenido por colores a medida que éste se vaya aprobando. Peléate en el chat, deja comentarios y consigue el OK final del cliente. Cuando así sea, hazle saber que este paso está aprobado y avísale de que cualquier cambio a posteriori supondrá un coste adicional, ya que ralentizaría el proyecto al tener que trabajar sobre el diseño y no sobre el documento.

3. Trabaja la estructura con el cliente

La estructura de una web es tan sencilla como cuadrados y flechas. Un buen árbol de contenidos no tendrá más que esto; su finalidad es la de enumerar las páginas o secciones de la web y distribuir correctamente las jerarquías. Piensa que una web extremadamente compleja perderá al usuario en una galería infernal de contenidos. Ten siempre presente la usabilidad, de modo que la estructura esté al servicio de llevar al usuario al contenido que necesita lo antes posible. No olvides incluir en el árbol cualquier atajo (botones CTA, enlaces, banner, etc.)

4. El mockup es tu amigo

El mockup perfecto es aquel que no tiene colores ni fotografías. La finalidad de esta herramienta es mostrarle al cliente cómo estará distribuido el contenido a través de la estructura, además de la navegabilidad del usuario a través de éste. Cualquier elemento gráfico distraerá a tu cliente de esta misión con mucha facilidad y terminaréis hablando durante una hora y media sobre lo adecuado del tono de color de la corbata del modelo del banner.

5. Sí, la creatividad también importa, pero sólo cuando está al servicio de la funcionalidad

Un diseñador gráfico, en cualquiera de sus variantes, para su desgracia no es un artista independiente; debe diseñar con la función de comunicar una idea, la cual casi con toda seguridad irá asociada a la venta de un producto o servicio. Para conseguir un concepto efectivo y memorable, el punto 1 es esencial: conoce a tu público tanto como a ti mismo. Después diseña para ellos. El estudio del color y la forma, la composición y la distribución de textos y gráficos deben estar estratégicamente creados para cumplir la función que necesite la página web. Cualquier desvío de este mantra empeorará el proyecto.

6. Huye de las fotografías de archivo como si fueran la peste

A no ser que cuentes con un presupuesto muy ajustado, si el proyecto lo permite, trata de convencer al cliente de que las fotografías genéricas hacen más daño que beneficio a cualquier creatividad. La mejor opción es destinar parte del presupuesto a un fotógrafo que genere todas las imágenes que necesitas (sí, incluidas las del equipo). En caso de que no puedas hacerlo, nadie te impide usar tu creatividad para, utilizando fotos de archivo, modificarlas lo suficiente como para otorgarles una personalidad única, memorable y que refuerce los valores de la web que estás creando.

7. Los diseños de banco de imágenes no existen para ti.

Crea tú todos los iconos, todos los recursos gráficos, TODO. Solo si se requieren iconos universales fácilmente reconocibles tendrás que recurrir al standard. Lejos de eso, sacúdete el letargo y dibújalo todo tú. De webs genéricas, hiper-replicadas y aburridas está lleno internet. A no ser que el cliente exija que uses gráficos prediseñados, no lo hagas, y si lo haces, ponle sobre aviso. No hay nada peor que engañar. Sé honesto. Tu reputación y tu trabajo después hablarán por ti.

8. Rodéate de expertos.

Cada día más, crear una web se acerca en cuanto a complejidad a la ingeniería cuántica: diseño gráfico, informática, programación, SEO, SEM, estrategias de marketing, copy-writing, traducciones, etc. El escenario ideal es el que ofrece una agencia, en la que existe un empleado para cada disciplina. Si no puedes contar con una, trata de externalizar el trabajo que no sabes hacer, delegando en expertos freelance. También existe la posibilidad de que seas un genio renacentista del siglo XXI, pero (aunque así lo creas) lo más probable es que no sea así.

9. Déjate aconsejar por el resto del equipo

Sea cual sea tu papel en el complejo proyecto de crear una página web, estás en un trabajo en equipo, lo que significa que ninguna acción podrá ser llevada a cabo de manera cerrada e individual: habla con tus compañeros. Piensa en el proyecto web como si fuera la construcción de un edificio; el arquitecto, aunque sea el responsable general de la obra, ha de contar con el consejo de técnicos y especialistas, con la finalidad de que el edificio, no sólo funcione, sino que no se caiga. El fallo de cualquiera de ellos supondría el fallo del edificio.

10. No trabajes en pijama

Es posible que a estas alturas pienses que me he quedado sin mandamientos y esté creando un punto extra de relleno para que el post gane en extensión. Pues así es, PERO eso no resta un ápice de importancia a lo que voy a decir: El pijama te da sueño, te hace procrastinar más de la cuenta y probablemente te obligue a ponerte unas pantuflas, lo cual empeorará el asunto. Usa ropa cómoda pero no de andar por casa (con especial hincapié si trabajas en una oficina). Recuerda: los héroes no salieron a luchar en bata, y tú eres un héroe; actúa como tal.

Para finalizar este post, me gustaría hacer hincapié en un mantra que suele utilizarse entre creativos y diseñadores gráficos (en la mayoría de los casos con razón): Las listas de normas también pueden obviarse si tienes una buena razón para ello. Esto es muy útil en el aspecto concreto de la creatividad, pero no en el diseño web. No te saltes ninguna de estas normas. En serio.

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Andreas

Autor

Managing Director

Andreas es Director General de All Around. Trabajó durante años en puestos de liderazgo y proyectos internacionales en las agencias WPP y Publicis Group. Ahora dirige un equipo multidisciplinario de consultores de marketing de diferentes disciplinas, antecedentes y países, que han unido fuerzas para ofrecer estrategias digitales internacionales y resultados medibles para nuestros clientes.